Cómo dormir bien a partir de los 50
Dormir bien es algo fundamental, aunque muchas veces lo pasemos por alto. Un buen descanso, reparador, nos ayuda a afrontar el día con la energía necesaria. Numerosos estudios indican que, además, el descanso es es vital para que nuestro organismo trabaje correctamente, se acelere el metabolismo y se puedan evitar problemas como la obesidad, tan común en nuestra sociedad o enfermedades cardiovasculares. En definitiva, dormir bien es el primer paso de un «estilo de vida saludable«.
A partir de los 50 años, el cuerpo y el metabolismo cambian. Todo esto trae consigo una serie de alteraciones en la rutina de descanso, que hay que entender y saber manejar. En este post os dejamos algunos consejos para aprender a sacar el mejor rendimiento a las horas de sueño y que el descanso se vea lo menos afectado posible.
Problemas que nos pueden ocasionar trastornos del sueño
Existen determinados problemas que relacionados con la edad que pueden alterar nuestra rutina de descanso; Por ejemplo, dolores musculares o articulares, falta de actividad física, consumo de sustancias como la nicotina o la cafeína, una mala higiene del sueño o simplemente factores ambientales. La luz, los dispositivos electrónicos, el ruido… todo son factores que puedan hacer que la calidad del sueño se vea afectada.
La importancia de la habitación
El dormitorio debe ser un lugar de paz y tranquilidad, que invite al descanso. Por eso es tan importante saber elegir y escoger tanto el colchón como cada mueble que forme parte del espacio. Todo el conjunto debe resultar agradable y, según los expertos, es fundamental evitar realizar actividades dentro de la habitación que no formen parte del descanso. Por ejemplo, comer en la habitación, trabajar, estudiar, practicar algún deporte, etc. Todo esto hará que nuestro cerebro asocie la habitación como un lugar en el que hay más cosas que hacer a parte de relajarse.
Otro consejo que nos encanta es el de los aromas. Perfumar (suavemente) la habitación con algún ambientador de lavanda o cítricos puede ayudarnos de una manera muy efectiva a relajarnos y calmar nuestra cabeza después de un día de estrés, tan comunes en nuestra sociedad. También es muy importante que des con el colchón adecuado, que se adapte a tus necesidades posturales.
Busca siempre la comodidad
Puede parecer algo obvio, pero no lo es. Muchas veces pasamos por alto la importancia de la comodidad en la cama. Nos conformamos con poder tumbarnos y conciliar el sueño, sobre todo esos días de mayor cansancio. ¡Y eso no es bueno! ¿No os ha pasado alguna vez que habéis dormido muchas horas, pensáis que os vais a levantar descansados y relajados pero en realidad estáis más cansados y agarrotados? De ahí la importancia de la higiene del sueño.
Encontrar la postura que tu cuerpo necesita es una de las bases de un buen descanso. De lado, boca abajo, mirando al techo… Hay tantas formas como personas, así que lo primero que tienes que hacer es comprobar si la postura que tienes al dormir es la correcta. Cuando dormimos, lo correcto sería que nuestra columna pudiera descansar sobre el colchón, de una manera relajada y «natural». Aquí es donde entra en juego el tipo de colchón. Tiene que adaptarse tanto a tu postura como a las características de tu cuerpo (peso y altura) para poder ofrecerte el máximo confort.
Dentro de los parámetros de comodidad no podemos olvidar factores como la luz, los ruidos… hay que evitar estímulos que puedan alterar nuestra rutina. La temperatura de la habitación también es un aspecto a tener en cuenta. No es recomendable pasar ni frío de demasiado calor.